El que un aparato o dispositivo sea considerado una ayuda técnica para la comunicación de una persona con discapacidad motora viene determinado por su utilidad respecto a la función comunicativa de la persona y en el caso de discapacidad motriz debe suplir o implementar éste déficit.
Por tanto, en primer lugar se han de analizar las capacidades motrices y funcionales de nuestro alumno/a al que van dirigidas, y en segundo lugar, se han de considerar aspectos como: el sistema de comunicación a emplear, el acceso del usuario al sistema, las capacidades comunicativas intelectuales, las prestaciones concretas que ofrece cada aparato según sus características técnicas.
No obstante, también hemos de tener presente el PRINCIPIO DE NORMALIZACIÓN, así pues siempre que sea adecuado se optará por medios convencionales de ayudas técnicas en el proceso educativo del alumnado con discapacidad motora, recogidos en la publicación: Medios convencionales de ayudas técnicas en este blog.
¿Consideráis que se tienen en cuenta estos criterios en el momento de la elección de una determinada ayuda técnica?
Bibliografía:
Pérez, J. (2006). El discapacitado físico en el aula. Desarrollo, comunicación e intervención. Ed: Diego Marín
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